Descaro: Cardenal George Pell apelará sentencia por casos de abusos sexuales a menores

El Cardenal australiano ya ha sido condenado, pero su defensa podría utilizar algunos argumentos para limpiar la imagen del religioso y, desde luego, de la Iglesia Católica

El cardenal australiano George Pell, quien fue condenado a mediados de marzo a seis años de prisión por abusar sexualmente de dos niños en 1996, regresa a los tribunales de Melbourne, para apelar el fallo.

Pell, un hombre de 77 años, y la tercera persona más importante en El Vaticano después del Papa, fue hallado culpable en diciembre 2018 de cinco delitos de pederastia, uno de ellos por penetración oral, contra dos niños del coro de la catedral de Melbourne.

El cardenal fue condenado el 13 de marzo a seis años de cárcel por los cinco delitos de abusos sexuales a dos menores, el caso lo señala de violar oralmente a un niño de 13 años y por involucrarse de manera indecente con el niño y con su amigo, también de 13 años.

Con todas estas acusaciones y un veredicto en su crontra, Pell acudirá a una corte de apelación australiana para que anule la condena.

De hecho, solicitó asistir a la sesión en la Corte de Apelaciones del estado de Victoria en persona. El caso será estudiado por tres jueces este miércoles y el jueves.

El tribunal de la apelación estará presidido la presidenta del Tribunal Supremo de Victoria, Anne Ferguson, así como el juez Chris Maxwell y el presidente del Tribunal de Apelaciones, Mark Weinberg, precisa el portal EMOL.

Pese a que existen algunas restricciones a la prensa para informar sobre el caso, algunos medios adelantan que el proceso durará dos días y será transmitido en directo desde el Tribunal Supremo del estado australiano de Victoria, aunque también podría comparecer por videoconferencia desde la cárcel donde está recluido.

Según El Comercio, “el religioso está en una zona de protección especial, porque se considera que los pedófilos tienen un alto riesgo de ser lesionados por otros reclusos”.

Los abogados del cardenal alegan que más de 20 testigos de la acusación, que desempeñaban un papel oficial en las misas dominicales de 1996, ofrecieron pruebas de que los delitos no ocurrieron o pudieron no haber ocurrido. Foto: Web

Escenarios de posibilidades

El Cardenal australiano ya ha sido condenado, pero su defensa podría utilizar algunos argumentos para limpiar la imagen del religioso y, desde luego, de la Iglesia Católica.

Se especula que el abogado considera que el jurado no pudo haber decidido su culpabilidad fuera de toda duda razonable al contar con el testimonio de solo una de las víctimas, dado que “la segunda víctima murió de una sobredosis de drogas en 2014 y nunca denunció los hechos ante su familia ni la Policía”.

La defensa de Pell también considera que el juez Peter Kidd debió permitir que el entonces abogado de Pell, Robert Richter, presentara al jurado un video animado de 19 minutos que intenta reconstruir los hechos.

En cualquiera de los escenarios posibles, el jurado puede decidir rechazar la apelación, lo que será el peor de los casos para Pell. Aunque los jueces también podrían ordenar que se celebre un nuevo juicio.

Una carta bajo la manga por parte de la justicia sería que, de aceptar la apelación, los abogados tienen que convencer al menos a dos de los tres jueces de que el veredicto no fue razonable, lo que supondría la libertad del cardenal.

En un escrito, los abogados del cardenal alegan que más de 20 testigos de la acusación, que desempeñaban un papel oficial en las misas dominicales de 1996, ofrecieron pruebas de que los delitos no ocurrieron o pudieron no haber ocurrido.

«Estas evidencias constituyen un catálogo de al menos 13 sólidos obstáculos en el camino para una condena”, apuntó el documento presentado por Bret Walker.

El tribunal de la apelación estará presidido por la presidenta del Tribunal Supremo de Victoria, Anne Ferguson, así como el juez Chris Maxwell y el presidente del Tribunal de Apelaciones, Mark Weinberg. Foto: Web

A confesión de parte, relevo de prueba

Según relato judicial, la condena a Pell es por los hechos ocurridos en diciembre de 1996, cuando el entonces arzobispo de Melbourne sorprendió a los niños, identificados como K y J, bebiendo el vino sacramental y les dijo «tienen problemas».

Posteriormente, el religioso cometió abusos en contra de ambos menores, según precisa la sentencia. Un mes después, el cardenal volvió a agredir sexualmente a J, que es quien lo denunció, según detalló el fallo de marzo pasado.

Otras acusaciones por presunto abuso sexual contra Pell en la década de 1970 fueron sobreseídas a principios de año, lo que permitió que la prensa pudiera divulgar los detalles del proceso contra él por pederastia.

Aun estando en prisión, el Cardenal australiano goza de cierta influencia: permanece aislado en una celda que lo protege del contacto con otros reclusos y, por si fuera poco, es literalmente intocable para la prensa, ya que al inicio del juicio contra Pell el juez impuso la prohibición de informar sobre el proceso, incluidos el número y tipo de cargos de que se acusaba el cardenal, a todos los medios de comunicación de cualquier formato accesibles en Australia.

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